La deshidratación muestra signos de alerta tanto en niños como en adultos. Pero, en nuestra labor de padres debemos vigilar especialmente a nuestros bebés, ya que ellos no pueden expresarse si sienten algún malestar.
Detectar si muestra cambios en su forma de actuar es clave. Muchas veces, cuando se vive en zonas con alta temperaturas, podremos notar mucho más rápido estas señales porque ellos son más sensibles a estos cambios de clima. Pero ¿cómo detectarlo en otros entornos?
IMPORTANTE: Ante cualquier eventualidad que pueda alertarnos respecto al estado de salud de nuestro bebé lo mejor es acudir a un pediatra de confianza.
Anticiparse es clave para detectar la deshidratación
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Los padres debemos observar cualquier cambio físico en nuestro bebé porque pueden estar relacionados con una deshidratación. Pero, además, los bebes empiezan a presentar otros síntomas cuando algo no está bien con su cuerpo.
Si vemos algunos de estos signos debemos actuar lo más rápido posible porque nos están alertando de otras consecuencias. Por tanto, mientras se actúe rápido y se atienda a la mayor brevedad posible, estaremos previniendo su salud.
Anticiparse es clave para evitar algo que puede convertirse en un problema más grave si no se le dedica suficiente atención. Por eso es importante saber cómo prevenir la deshidratación en los bebés.
Los signos más habituales de la deshidratación en los bebés
En este lista os mostramos algunos de los signos más habituales que nos pueden avisar de que nuestro bebé está deshidratado:
- Poca energía: notaremos que tiene menos ganas de jugar o hacer actividades sencillas.
- Micción poco frecuente: la orina normalmente es uno de los principales cambios que muestra cualquier persona que esté presentando un síntoma de deshidratación.
- Pocas lágrimas: los bebes lloran como una respuesta automática que usan para comunicarse con sus padres, por lo que si notamos que nuestro bebé empieza a tener menos lágrimas de lo que acostumbra debéis tomar esto en cuenta como un posible signo de que no está hidratado lo suficiente.
- Cuando vemos que la fontanela está hundida: es un signo de que el bebé no está recibiendo los líquidos suficientes que su cuerpo necesita, por lo que tenemos que estar atento a este cambio físico en la cabeza del bebé.
- Heces fecales blandas: si las heces fecales del bebé son blandas, como cuando tiene diarrea, puede acabar deshidratándose. Del mismo modo cuando vemos que no tiene el mismo ritmo en sus defecaciones y/o el bebé ha presentado vómitos muy seguidos.
- La temperatura del bebé empieza a ser fría: lo veremos cuando le toquemos las manos y los pies, podremos percibir el cambio de su temperatura de esa manera.
- Exceso de somnolencia: un bebé que duerme mucho en el día puede ser signo de no haber ingerido demasiado líquido, por lo que debemos tomar medidas rápidas para verificar su estado de salud.
- Lengua y ojos secos: otros signos físicos de presentar un cuadro de deshidratación son cuando percibimos que la lengua se muestra seca y sus ojos presentan menos líquido, e incluso se muestren irritados.
¿Por qué es tan importante detectar la deshidratación en los niños?
La pérdida peligrosa de agua y electrolitos en los bebés -normalmente- se produce por una simple gastroenteritis. Cuando un bebé presenten vómitos y diarreas constantes, es frecuente que presente una deshidratación como efecto colateral.
Los especialistas en el área de la salud advierten a los padres sobre el peligro de que un bebé no se atienda rápidamente.
Es importante recalcar que un bebé, con solo tener dos o tres vómitos o diarreas pueden deshidratarse. Esto no sucede tan rápido en una persona adulta.
Nuestros órganos necesitan una cantidad de líquido estable para bombear sangre a través del sistema circulatorio. Si no tenemos las reservas suficientes las consecuencias pueden ser tan graves como para tener que avisar a un servicio de urgencias. Es primordial por tanto, observar estos signos de deshidratación en bebés para evitar que nada les pase a los más pequeños.
